martes, 14 de abril de 2009

LA MARCHA A TENOCHTITLAN

La Ruta de Hernán Cortes.

Cortés se dirigió hacia Quiahuiztlan y Cempoala, ambos pueblos de origen Totonaca que eran tributarios de los mexicas. Los Teuctlis habían conocido a Juan de Grijalva, logrado una buena relación con los españoles. El Teuctli de Cempoala y Quiahuiztlán, recibió amistosamente al contingente español. En la entrevista Cortés prometió ayudar a liberarlos del tributo a los mexicas, a cambio de sellar una Alianza Militar de Españoles - Totonacas. Ahí empezó la insidia política genial de Cortés que habría de permitirle capitanear una rebelión de pueblos sometidos que sería determinante en la conquista de los territorios del Imperio Azteca.


Durante esos días llegaron cinco recaudadores de Moctezuma para cobrar los tributos, Cortés aconsejó no pagarles y ponerlos bajo arresto. Los totonacas siguieron el consejo; pero el español jugaba un doble papel: se entrevistó con los recaudadores y puso a dos de ellos en libertad fingiendo no conocer la actitud de los totoncas y envió un falso mensaje de paz al Tlatoani de Tenochtitlan, en el que prometia ayudarlo para someter a los rebeldes.


En Tizapancingo un grupo de mexicas se organizo para someter a pueblos totonacas. Cortés apoyo con parte de su caballeria y pudo vencerlos rápidamente, lo que convenció a los Teuctlis de Quiahuiztlán y Cempoala de la efectividad de las fuerzas españolas y no dudaron en refrendar la alianza. Treinta pueblos totonacas se reunieron en Cempoala para sellar la alianza y marchar juntos a la conquista de Tenochtitlan.

Destruccion de los Barcos de Cortes.

Un grupo inconforme de amigos de Diego Velázquez decidió regresar a Cuba, entre los que estaban fray Juan Diaz, Juan de Velazquez de León, Diego de Ordas, Alonso de Escobar, Juan Escudero, el piloto Diego Cermeño, y los marineros Gonzalo de Umbría y Alfonso Peñate.

Ante la situación se celebró un consejo de guerra presidido por Cortés y organizado por el regimiento de la villa con el respaldo de los nuevos alcaldes. Como resultado Juan Escudero y Diego Cermeño fueron sentenciados a morir en la horca, a Gonzalo de Umbría se le cortó parte de un pie, y a los demás se le puso bajo arresto. Cuando los amotinados fueron puestos en libertad, se convirtieron en incondicionales del conquistador. Y como medida preventiva para futuras conspiraciones, Cortés mandó barrenar y hundir la mayor parte de los barcos; de acuerdo a la crónica de Díaz del Castillo, se dijo que las embarcaciones eran innavegables, dicha declaración fue respaldada por los seguidores de Cortés.



Hernan Cortes en Tlaxcallan.

La ruta que siguieron los conquistadores no fue fácil. Cruzaron la Sierra de Puebla, con un limitado numero de abastecimientos; se dirigieron hacia el norte pasando por los poblados de Altotonga, Xalacingo y Teziutlan hasta llegar a Zautla, donde fueron recibidos por el gobernante local Olintetl. Durante la entrevista Cortés intentó convencerlo para dejar de tributar y aceptar la corona española, pero se rehusó pues en el lugar se encontraba apostado un grupo de guerreros mexicas; no obstante, los españoles fueron bienvenidos y hospedados.

El teuctli de Ixtacamaxtitlán, quien era vasallo de Moctezuma, envió una invitación a los españoles y trató de convencerlos de seguir su ruta hacia Cholula para evitar el cruce por territorios Tlaxcaltecas, pero Mamexi advirtió a Cortés de una posible celada y le propuso enviar mensajeros de paz a los dirigentes tlaxcaltecas para conformar una alianza en contra de los mexicas. Cortés, convencido de la fidelidad de los totonacas, siguió el consejo y prosiguió su ruta a Tenochtitlan.


Tlaxcala ya estaba enterado de los españoles y cuando recibieron a los mensajeros se reunieron para deliberar la propuesta. Xicotencatl Huehue, Maxixcatzin, Citlalpopocatzin y Hueyolotzin. Los tlaxcaltecas consideraban a los españoles como semidioses pues las noticias al respecto de sus caballos y sus armas los habían impresionado. Maxixcatzin se inclinó por sellar la alianza y luchar contra rivales, pero Xicotencatl Axayacatzin argumentó que los españoles no eran semidioses, creyendo que la ambición que mostraron por el oro, la destrucción de templos y el desprecio de leyes ancestrales. evidenciaba un comportamiento humano y no divino.


El 2 de Septiembre, un grupo de quince indígenas sirvió de anzuelo, se dejó perseguir por los extranjeros hasta el desfiladero de Tecóac, donde Xicoténcatl Axayacatzin había preparado una emboscada con un gran número de guerreros otomíes. el propio Cortés leyó los terminos para un aalianza pero no fue atendido. se entabló la primera batalla, cuyo resultado fue favorable para los españoles. Durante la noche que siguió, Cortés y sus hombres consideraron por primera vez la posibilidad de que su reducido ejército fuese aniquilado, estableciendo su campamento en el cerro de Tzompachtepetl.

Las subsecuentes batallas no fueron victorias fáciles para el ejército español y totonaca. Xicoténcatl envió espías con comida y regalos a la guarnición española, pero éstos fueron descubiertos rápidamente. Cortés ordenó amputarles manos y pulgares a manera de escarmiento. El espionaje tlaxcalteca resultó un fracaso pues los espías delataron la posición y planes de su ejército. Durante un nuevo enfrentamiento el cual volvió a ser desfavorable para Tlaxcala, Xicoténcatl tachó de incapaz a su lugarteniente Chichimecatecle dando como resultado la deserción de las tropas de Ocotelulco y Tepetícpac.

El Consejo de Ancianos de Tlaxcala ordenó a Xicoténcatl Axayacatzin detener la guerra para negociar un acuerdo de paz. Xicotencatl Huehue, Maxixcatzin, Citlalpopocatzin, Hueyolotzin y algunos otros señores importantes recibieron a los españoles el 18 de Septiembre de 1519; En la reunión se estableció la crucial alianza para hacer frente a los mexicas.



La Matanza de Cholula.

Cortés llegó a Cholula, ciudad tributaria y aliada de los mexicas que tenía un arraigado culto a Quetzalcoatl. Los tlaxcaltecas no eran amigos de los cholultecas y advirtieron a los españoles no confiar en ellos. Una comitiva de cholultecas dirigida por Tlaquiach y Ttalchiac, salió al encuentro del ejército siendo recibidos y hospedados cuatrocientos españoles y cuatrocientos totonacas dentro de la ciudad, pero los dos mil tlaxcaltecas a quienes consideraban enemigos, debieron acampar en la periferia. Poco tiempo después las autoridades cholultecas comenzaron a evadir a Cortés y sus capitanes, pues habían recibido instrucciones de Moctezuma para realizar una emboscada y aniquilar a los españoles. Una anciana que pretendía convertirse en la suegra de Malintzi, le confió la orden qu erecibieron los colultecas; la intérprete alertó a Cortés.

Y al alba capturó a los líderes cholultecas; mandó a su ejército a realizar un ataque preventivo, provocando la llamada Matanza de Cholula. Cinco mil hombres murieron en menos de cinco horas bajo el acero de las espadas españolas y la furia incontrolable de sus aliados tlaxcaltecas y totonacas. También se dio la orden de incendiar casas y templos. A pesar de haber sido una acción preventiva, muchas de las víctimas fueron civiles que se encontraban desarmados. Pocos guerreros ofrecieron resistencia al ataque. Tras la victoria los españoles se apoderaron del oro y las joyas, mientras que los aliados indígenas tomaron la sal y algodón. El contingente español, tlaxcalteca y totonaca permaneció en Cholula durante catorce días. Los cholultecas que habían sido tributarios de los mexicas, fueron sometidos y en la derrota, terminaron aliándose a las fuerzas de Cortés.


Cortes Entra a Tenochtitlan.


Después de haber llegado al vella de Mexico, Cortes y su ejército compuesto por cuatrocientos españoles, cuatro mil tlaxcaltecas y dieciséis caballos. Entró el 8 de Noviembre de 1519 , a la ciudad de Tenochtitlan, construida en una isla del lago de Texcoco y unida a tierra por tres calzadas principales.


Cortés y sus hombres fueron recibidos por el Heuy Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin II y un amplio séquito, Tras una breve presentación, hubo un intercambio de regalos. Cortés entregó a Moctezuma un collar de cuentas de vidrio, y el gobernante le entregó un collar con ocho camarones de oro. Posteriormente los españoles fueron alojados en el Palacio de Axayacatl, cercano al recinto sagrado de la ciudad. Moctezuma era un guerrero experimentado, pero como hombre supersticioso, continuaba con la idea de que posiblemente los extraños visitantes eran semidioses. Se entrevistó de forma privada con Cortés y dio a entender, de acuerdo a diversas crónicas, la sumisión como vasallo del rey Carlos V de España.


Durante la breve estancia, los españoles habían descubierto accidentalmente tesoros escondidos en una de las recámaras principales del palacio de Axayacatl; El 14 de Noviembre de 1519, Cortés tomó como pretexto ataques a los alidados totonacas por parte de los mexica en Nautla para arrestar al Tlatoani Moctezuma, negó haber ordenado el ataque y mandó llamar a Cuauhpopoca , los emisarios mexicas fueron acompañados por Francisco de Aguilar, Andres de Tapia y Gutiérrez de Valdelomar. A partir de ese momento el tlatoani fue vigilado por una escolta española. Se sentenciaron a morir en la hoguera a Cuauhpopoca, su hijo y quince principales de Nautla. Para prevenir una sublevación, Moctezuma fue entonces sometido con grilletes y se le obligó a presenciar la ejecución. El pueblo mexica, en silencio y expectante, comenzó a dudar de su máximo dirigente por la sumisión mostrada.



El conquistador pidió a Moctezuma que abandonase a sus dioses y que prohibiese los sacrificios humanos. Ante el asombro y disgusto de los sacerdotes mexicas, se derribaron las efigies de sus dioses, se impusieron imágenes cristianas y se celebró una misa en la cúspide de el Templo Mayor. también pidió a Moctezuma solicitar oro a todos los pueblos tributarios de los mexicas; nuevamente accedió con la idea de que a cambio de entregar esos tesoros, los europeos se retiraran de Tenochtitlan. Para facilitar su transporte y reparto, todo el oro fue fundido en barras por los orfebres de Azcapotzalco, separándose el Quinto Real.



Moctezuma le insistió a Cortés que se retirase. La estancia se prolongó bajo la excusa de no contar con embarcaciones, intentó por todos los medios evitar un levantamiento. A petición de Cortés, dirigió un discurso solemne desde el palacio de Axayacatl, frente a pueblo, en el cual llorando, se reconoció como vasallo de Carlos V y pidió rendir obediencia a los españoles.

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